La Dra. Elizabeth Hernández de la Universidad de Piura expuso acerca de la importancia de la circulación de la información en el movimiento “insurgente” del Cuzco fuera del Cuzco.
Por Giancarlo Martinez. 09 diciembre, 2014.La Dra. Elizabeth Hernández, profesora de la facultad de Humanidades de la Universidad de Piura, expuso sobre la importancia de la circulación de la información en el movimiento “insurgente del Cuzco fuera del Cuzco” durante el Congreso Internacional “1814: La junta de Gobierno del Cuzco y el sur andino”, realizado en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
En su ponencia “El movimiento “insurgente” del Cuzco fuera del Cuzco: la rebelión y la junta de gobierno desde otros espacios regionales”, la Dra. Hernández comenta que la revolución del Cuzco, en el año 1814, surge en el amplio contexto de la invasión napoleónica a España. Paralelamente a la captura del rey Fernando VII por Napoleón Bonaparte, en el Perú, el virrey José Fernando de Abascal, acérrimo absolutista, rechazó los intentos que hubo en el Perú de formar una junta de gobierno a semejanza de lo ocurrido en otros espacios americanos. La profesora Elizabeth en su investigación detalla que la revolución en el Cuzco se inició con un desacuerdo entre el cabildo y la audiencia de aquella ciudad sobre la aplicación de las provisiones electorales de la Constitución; poco después cobró un carácter rural y étnico al integrarse Mateo Pumacahua como uno de los líderes al reunir considerables cantidades de pobladores indígenas y mestizos.
Esta revolución tuvo una proyección geográfica muy grande: prácticamente todo el Bajo y el Alto Perú. “Hay constancia de que sus líderes – Pumacahua, Béjar y los hermanos Angulo- buscaron la colaboración de las fuerzas separatistas de Buenos Aires”, señaló la Dra. Hernández. Asimismo, destacó que la revolución del Cuzco cortó la comunicación oficial entre el gobierno de Lima, las provincias implicadas en la revolución y el Alto Perú, lugar donde se encontraba parte importante de las milicias del virrey. En este contexto, la información, que circulaba a través de medios oficiales como partes del gobierno o gacetas, fluye también a través de personas que huyen del lugar de los hechos, de quienes sobreviven un ataque, de los comerciantes que ven detenidas sus transacciones y mediante los rumores. Estos últimos, de acuerdo a la Dra. Hernández, en teoría rechazan la verificación de los hechos y tendían a magnificar el poder del enemigo.
“En el estrecho recinto de la capital las noticias corrían de boca en boca con más presteza que los papeles”, nos dice Raúl Porras Barrenechea refiriéndose a la Lima virreinal. Pero esta era una situación generalizada en el virreinato del Perú, donde los papeles podían tener un valor secundario en situaciones de conflictividad social. Lo que pasa en la revolución cuzqueña es que no hay tiempo de detenerse y corroborar la información, no hay manera de hacerlo. Cada carta, cada informe, cada noticia, sea veraz o no, origina un efecto multiplicador en una sociedad que, por necesidad, ha tenido que desarrollar estrategias en torno a lo que se sabe de leídas y de oídas, situación aprovechada por todos los ejércitos. Destaco la Dra. Hernandez.
Finalmente, la docente de la Facultad de Humanidades aseguró que los sacerdotes dentro de este movimiento son los que manejan mejor la información y en distintos niveles. Ellos son, en palabras de Pilar García Jordán, “la extensión del Estado en las poblaciones rurales”. La importancia del sacerdote es medular. Muchas veces, de las noticias con que cuentan los eclesiásticos de los pueblos del Bajo Perú, se organizan las acciones de las autoridades: si resisten o abandonan el lugar”, mencionó la profesora de la UDEP.
La Dra. Elizabeth Hernández junto a Paul Rizo Patrón de la Universidad Católica del Perú y Paulo Lanas Castillo de la Universidad de Tarapacá de Chile, expusieron temas relacionados al impacto en La Junta de Gobierno del Cuzco y el Sur Andino en otros espacios del virreinato peruano.
